El maridaje es un arte del cual todos podemos ser maestros y es que para gustos colores.
Bajo mi humilde opinión, creo que los quesos de leche de cabra nos pueden dar un juego y unas combinaciones infinitas.
El primer indicio es el de su corteza, pues la someten a aceites, especias, alcoholes y ceniza. Cierto es que de todas las leches se realizan maravillas en sus cortezas pero en esta ocasión hablaremos exclusivamente de la caprina.
El queso de cabra se desglosa fácilmente en boca y es que encontramos fácilmente el salado, dulce, ácido, las notas herbáceas, picante a veces, discreta astringencia...
Pero vamos a ir olvidando lo clásico, vamos a evolucionar en los maridajes para que comer queso sea entretenido. Las uvas y el membrillo sabemos de sobra que casan a la perfección con los quesos pero hoy en día un Valençay lo podemos combinar de manera excelente con gominolas cubiertas de azúcar, y es que mezclando sabores poderosos acentuamos partes menos desarrolladas. Un Murcia al vino sacará su parte más dulce con una ensalada de amarga rúcula.
Gajos de naranja con láminas de Tovalló también nos sorprenderá.
Aceitunas, chocolate, tomates frescos... Hay tantas posibilidades como clases de queso.
AMOR SIN BESO ES COMO CHOCOLATE SIN QUESO
No hay comentarios :
Publicar un comentario