Claro, ahora todo tiene sentido ¿verdad?
Muy buenas a tod@s Quesomenter@s, una vez más estamos aquí para conocer más sobre esos maravillosos pedazos de leche sólida que se producen con mucho mimo en todo nuestro planeta.
¿Sabíais que nuestro cerebro nos pide dulce (la manera más rápida de engordar comiendo) para estar preparado (reservas, grasas, michelines) ante posibles hambrunas?
El queso es algo con lo que podemos desayunar, podemos almorzarlo, unas cuñitas mientras se hace la comida vienen de fábula, y como postre...
Por alguna razón siempre tenemos hueco para un poquito más de queso, aunque no tengamos ni hambre. ¡Admítelo! ¡La mayoría de veces lo comes por gula!
Pues esto tiene una explicación científica y todo.
La leche contiene CASOMORFINA que al igual que la nicotina y la cafeína, por ejemplo, provoca en nuestro cerebro la necesidad de consumir más, y la sensación de bienestar. Esto pasa con la leche de todos los mamíferos, es una reacción inteligente e involuntaria para provocar que el recién nacido se alimente.
Si recordamos cómo se hace el queso, en el momento en que incorporamos el cuajo, la leche experimenta un cambio, se separa el suero láctico de la caseína, es decir, eliminamos agua y nos quedamos con la proteína láctea que casualmente contiene un alto porcentaje de CASOMORFINA.
Conclusión, que somos adictos. ;)
Pero no te preocupes, esta droga es legal, buena para la salud y una grandísima fuente de alimento.
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