Los elaboradores de queso saben qué están vendiendo, su vida útil y su mejor conservación, por ello la mejor pista nos la dan ellos.
Quesos como los Brie, Camembert, Reblochon, Pont l'Éveque o Afuega'l Pitu vienen ya envueltos en una especie de papel plastificado por una cara, que deberá ser su envase hasta acabar el queso. Estos envoltorios deceleran el crecimiento de mohos patógenos y por consiguiente alargan la vida de nuestros tesoritos en la nevera. Siempre en la nevera. Aunque los sacaremos una hora antes de su consumo con el fin de que se atemperen y se descubran todos los sabores.
El mismo cuidado tenemos que tener con los azules. Prácticamente todos, a menos que compremos cuñas pequeñas, nos llegarán el papel de aluminio, y es esa la manera de conservación. El "azul" del queso es una bacteria que se llama penicillium, casi siempre Roqueforti.
Hay más de 150 penicilliums distintos y no todos son perfectos para el organismo, el problema es cuando se pone malo un azul. Aparecen unas pequeñas piedrecitas blancas que recomiendo retirar del queso de manera generosa.
El resto de piezas las podemos guardar con film transparente, pero eso si, bien apretaditas para evitar el oxígeno.
SE ESTIMA QUE EL PRIMER QUESO NACIÓ EN EL 8.000 a.C
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